Hacer sentir a los niños que la vida es buena y bella es fácil si llevamos una vida rítmica, ya que de esta forma los hacemos sentir parte de la planificación familiar, sintiéndose por ello más seguros.
El RITMO DIARIO CREA SEGURIDAD Y LA SEGURIDAD CREA BUENA ARMONIA
Al tener buena armonía, los niños crean mayor desapegó hacia los padres de modo que pueden, a partir de lo vivencial, inventar, fomentando su fantasía, es decir, crean en su imaginación lo que no está pero puede llegar a ser.
Así es como a través del ritmo los incitamos a caminar, hablar, despertar/pensar y descubrir conexiones con los que los rodean.
Existen tres tipos de ritmo los cuales vivimos diariamente; el anual, que es donde colocamos las estaciones y sus festividades, el semanal donde se va a clases y tienen días de descanso, y el diario que incluye desde el despertar hasta la hora de la siesta.
Institutir un patrón de ritmo no significa que tiene que ser todo a la misma hora todo el tiempo, si no que repetir los patrones es importante para el niño sepa que antes de la cena es su hora del baño o que después del desayuno es hora de ir a la escuela. Esta seguridad desarrolla la confianza que el niño necesita para experimentar y asentarla en él mismo durante el día.
Para ello es importante tomar un buen tiempo para cada actividad: tiempo de colocar la mesa y comer, dándole el tiempo necesario al niño y a los padres para conversar con ellos, de modo que desconectamos un poco del mundo para conectarnos en familia. El niño pasado el tiempo, y por voluntad propia, se irá a jugar ya que sabrá el tiempo adecuado en el que lo puede hacer. Es importante tomar el tiempo para involucrarlos en la elaboración de alimentos y quehaceres del hogar.
Con la creació de los tres tipos de ritmos, estaremos dándoles las herramientas necesarias para su futuro.
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