Temas que en el día de hoy se han vuelto cada vez más comunes de escuchar; "no sólo mi hijo, sino el hijo de mi amiga también tiene estos problemas", pero ¿por qué está sucediendo?...
Según el estudio del niño, en su naturaleza se encuentra el llegar a la vida y comenzar a explorar todo lo que hay a su alrededor; a partir de los 3 años, inicia con una nueva perspectiva en la que se identifica separado del mundo aunque habita en él y comienza a utilizar la palabra "yo". De los 3 a los 5 años, buscan más movimiento, pero al mismo tiempo, buscan actividades intercaladas; entre el movimiento y el descanso, es común ver a un niño sano, corriendo y después coloreando o sentado jugando con la tierra, y posteriormente querer moverse otra vez: ellos regulan su ritmo, el cual se está armonizando y desarrollando en esta etapa, razón por la que es tan importante el ritmo en la vida de los niños del primer septenio. Un ritmo en su vida les da seguridad que más adelante les evitará miedos y proporcionará control y armonía en su cuerpo.
Entre los 6 y 7 años el desarrollo se enfoca en las extremidades; la lateralidad, la ubicación espacial y la motricidad fina deben ser trabajados y qué mejor manera que a través del juego libre que al mismo tiempo está trabajando con su FANTASÍA CREADORA que empezaron a utilizar desde los 3-4 años.
Gracias a todos estos movimientos su pensar se ha ido desarrollando, ya que ambos trabajan en paralelo y ahora, a los 7 años, están listos para desarrollar el lenguaje.
¿Pero qué ocurre con los niños que no desarrollaron estas etapas?
Algunos niños tienden a sufrir los efectos de la falta de desarrollo motriz que deberieron ocurrir en la etapa de 0 a 7 años, de modo que puede aparecer en ellos hiperactividad, dislexia, frustración, entre otros.
Y la buena noticia, es que, desde casa, además de consultar con ayuda profesional, ¡aún podemos hacer algo con ellos!. Los niños con hiperactividad amarán los cuentos con movimiento, y la dislexia y la frustración se contrarrestan al madurar su motricidad. Realizar caminatas y otros juegos complementarios (aventar y cachar, moldear masa o arcilla, juegos de manos, tejidos de pulseras, etc.) ayudarán a tu hijo en este proceso.
Te sugeriemos comenzar a hacer estos cambios y a observar qué sucede.
Si todavía tus hijos (nietos, sobrinos) están en el primer septenio, SALIR A CAMINAR frecuentemente, de ser posible una hora al día, es una de las mejores actividades que puedes realizar, además de cuidar también tu salud. Sino el fin de semana siempre espera como buena costumbre, salir a la montaña, a la playa, o al recurso natural al aire libre que más cerca esté de casa.
Cuidar su alimientación, sana, nutritiva y en los tiempos correctos, es otro factor básico, que complementa al movimiento.
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