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Leyenda de la flor de Cempasúchil

anettohdz

Actualizado: 11 nov 2021

Hace mucho, pero mucho tiempo, existió un niño llamado Hutzilín y una niña llamada Xóchitl. Los dos pertenecían a la cultura azteca.


Los niños pasaban mucho tiempo juntos: reían, cantaban, jugaban y se querían muchísimo. Como era de esperarse, los niños crecieron.


Y al crecer, su amistad se convirtió en amor. Era tan grande, que todos los días le llevaban una ofrenda al Dios del Sol Tonatiúh.


Ahí, frente a Tonatiúh, se juraron amor eterno, un amor que duraría más allá de la muerte. Pero un día, Huitzilín partió a la guerra.


Lamentablemente, Huitzilín murió en la batalla, dejando a Xóchitl muy, muy triste. Xóchitl no se resignaba a perder a su amado, así que fue a ver al Dios Tonatiúh.


Le suplicó que se lo regresara. Tonatiúh, al ver el dolor de la jóven Xóchitl y el profundo amor que le tenía a Hutzilín se lo concedió. Transformó a Xóchitl en una hermosa flor de Cempasúchitl.


Tras un arcoiris apareció un colibrí. Este colibrí era Huitzilín. Tonatiúh les dijo que de esta manera ellos podían seguir con su amor. Cada vez que Xóchitl floreciera Hutzilín estaría con ella.


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